sábado, 22 de marzo de 2014

Los Cuatro Egos, Las Cuatro Energías Que Animan Nuestro Organismo

Alejandro Jodorowsky nos habla de que no tenemos un solo ego, sino cuatro que son como cuatro caballos que hacen avanzar el carro de nuestro Yo corporal:

1.- INTELECTO: produce ideas, lo mental.
2.- EMOCIONAL: produce sentimientos, la vida emocional.
3.- SEXUAL-CREATIVO: produce deseos, es la fuerza libidinal.
4.- MATERIAL: es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la vida material.

Pasemos a desarrollar con algún ejemplo aclaratorio esta idea básica de la psicogenealogía Jodorowskyana:

Ego intelectual o energía intelectual
- El filósofo que vive en su cabeza, es el perfecto ejemplo de una persona situada en su ego intelectual, que puede acabar sus días recluido en su mente. Quedando desconectado de su cuerpo, de sus emociones y su creatividad. Una persona que considera que todo el universo es algo racional y teme aquello que no puede explicar intelectualmente.
Ego emocional o energía emocional
- Un ejemplo de este ego emocional podrían ser los seguidores “fanáticos” de cualquier partido político. Los que asisten con su “banderita” de un determinado partido a un mitin en campaña electoral. Cada palabra de su “gurú político” es aclamada como si les fuera la vida en ello. Realizan cánticos colectivos donde se descalifica al rival político de turno. Impregnados de un sentimiento de afinidad, todos comparten similares emociones conectadas con una determinada manera de entender la vida. Tal vez no nos habíamos dado cuenta de lo mucho que se parece un mitin a un partido de fútbol. Donde el aficionado también realiza cánticos colectivos, donde los gritos e insultos al rival pueden acompañarse con banderas de los colores del equipo.
El ego emocional nos habla de sentimientos y nos conecta con el corazón. Ego que en el árbol genealógico está relacionado con nuestros abuelos y sus hermanos...
Al igual que evaluamos las ideas, para conservarlas o deshacernos de ellas según su grado de utilidad y belleza, también debemos examinar nuestros sentimientos para ver si son auténticos o no. Todo sentimiento que nos lleve a la guerra y a la confrontación es algo de lo que deberíamos prescindir. Los sentimientos auténticos son aquellos que nos conducen a la paz.
Ego libidinal o energía sexual y creativa
- Queda representado por aquel que sólo vive para seducir o ser seducido. La persona que dice que en la vida sólo hay sexo y olvida incluso sus capacidades creativas.
Ego material o energía material
- El ejemplo más visible es el cuerpo musculado del personaje que vive en un gimnasio, obsesionado por la dieta y por la comida con pocas calorías. Otra de las caras de este ego es la necesidad de mantener una edad corporal determinada, entre 20 y 35 años. Luchando contra el paso del tiempo a golpe de bisturí.
Este es un ego que no desea desaparecer como demuestra la siguiente historia:
Se trataba de un gran gurú rodeado por todos sus discípulos en ese difícil tránsito hacia la muerte. Entonces uno de sus discípulos se acercó para preguntarle por sus últimas palabras
El gurú contestó: ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir!
Nuestro problema es que mezclamos los cuatro centros (egos) creyendo que son uno solo y que este solo es de naturaleza intelectual.
Cuando en realidad deberían de estar equilibrados, cuando uno se desarrolla en exceso, los otros tres se desarrollan en defecto, quedan inmaduros, reprimidos, insatisfechos.
Jodorowsky discrepa con algunas corrientes espirituales defensoras de la idea de que tenemos que matar al ego para llegar a la iluminación, o a tener un nivel de consciencia elevado. Dice que el ego no hay que matarlo, sino domarlo.
A veces compara nuestro ego con un perro, cuyas cuatro patas, esas cuatro energías, deben de ir encaminadas en la misma dirección. Si cada pata lleva un camino distinto, el perro se cae y da con la panza en el suelo. No llega a ningún sitio. Es lo que pasa cuando pensamos una cosa, queremos otra, deseamos algo diferente y hacemos al contrario.
También nuestra mano tiene una disposición que nos permite comprender los cuatro egos y la quinta esencia. El dedo índice es el que representa el ego intelectual, a su lado tenemos el dedo corazón representa al ego emocional, a continuación el anular se conecta con el ego libidinal y el meñique representa el material o corporal. Podemos ver como el pulgar es otra cosa, se separa de los otros cuatro, representa nuestra quinta esencia.
Estos cuatro centros no se comunican entre si (tienen lenguajes diferentes) y llevan su propia vida independiente los unos de los otros. Y es por ello que resulta necesaria una cierta sabiduría interior, que Alejandro Jodorowsky llama la quintaesencia; debe traducirnos el lenguaje de los mismos. Su papel consiste en hacer que todos esos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo y al cuerpo.
Podemos preguntarnos: ¿Por qué no vivir en todos los egos, trasladándonos de uno a otro, sabiamente conducidos por nuestra alma o quinta esencia?
El perro debe de seguirnos hacia donde vaya el ser esencial, hacia nuestra finalidad. Si no es así, somos nosotros los que seguimos al ego, vamos encaminados a metas que no son las esenciales.

1.- El intelecto quiere ser, debes enseñarle a no ser (mente vacía).
2.- El corazón quiere ser amado y amar, debes proporcionarle la paz (corazón lleno).
3.- El sexo quiere crear, debes enseñarle a morir (mutación del ego en esencia impersonal).
4.- El cuerpo quiere actuar, debes enseñarle a meditar (lo inmovilizamos durante unos minutos al día).

Los cuatro palos del Tarot, el Oro, el Basto, la Espada y la Copa, nos simbolizan: hablan del cuerpo, del sexo, del intelecto y de la energía emocional. Alejandro Jodorowsky habla de las doce deformaciones, que describen las formas en que se vive cuando uno de los egos es invadido por otro.

También nuestro árbol genealógico está conectado con estos centros:

- El ego material en nuestra hermandad.
- El ego libidinal en el nivel de nuestros padres y sus hermanos.
- El ego emocional a la altura de nuestros abuelos y sus hermanos.
- El ego intelectual con los bisabuelos.

Alinearnos con nuestros deseos no es más que poner de acuerdo las cuatro energías para que persigan la misma meta en el camino. Como cada una habla un lenguaje diferente, son como instrumentos musicales que nada tienen que ver el uno con el otro. Es nuestro Ser Esencial, el conductor del carro del que hablamos al principio, el que hace de traductor, de mediador y el que debe hacer de director de orquesta para que los cuatro instrumentos toquen la misma melodía.
Sucede como en el cuento de las uvas, en el que se narra como un persa, un árabe, un turco y un griego, hambrientos, andaban errantes por el desierto. Soñador, el persa evoca el sabor de los “angûrs” y le entran ganas de comer en ese mismo momento unos cuantos. El árabe observa que sería mucho más agradable comer “inabs”. El turco le replica que unos “uzums” serían más indicados en su situación. El griego promete un placer aún mayor ponderando las virtudes de los “iztafils”. Queriendo tener todos la última palabra, los cuatro hombre se ponen a pelearse. Cuando están a punto de llegar a las manos, un sabio, acertando a pasar por su camino, comprende la razón de su disputa y les calma enseguida diciéndoles:
- ¡Dejad ya de pelearos! Pues habláis de lo mismo. Lo que todos vosotros queréis no es sino comer uva. Ésta se llama “angûr” en persa, “inab” en árabe, “uzum” en turco y “iztafil” en griego.

Tomado de: Plano Sin Fin 




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