domingo, 29 de marzo de 2015

No Juzgar

Cuando digo que no debes juzgar no estoy diciendo que porque seas el profesor no le puedas decir a un alumno: «La respuesta que has dado no es correcta.» No es juzgar a la persona, es juzgar el acto. Y no te estoy diciendo que no juzgues el acto, esto es otro asunto.

Por ejemplo, alguien es un ladrón; puedes juzgar que robar no está bien. Pero no juzgues a la persona, porque la persona es un vasto fenómeno y el acto es algo pequeño. El acto es una pequeña pieza... esa pequeña pieza no debe convertirse en un juicio acerca de toda la persona. Un ladrón podría tener grandes virtudes; podría ser honesto, podría ser sincero, podría ser una persona muy amorosa.

Pero la mayor parte de las veces lo que sucede es justo lo contrario: la gente empieza a juzgar a la persona en vez de juzgar la acción. Se deben corregir las acciones, y especialmente en una profesión como la enseñanza; no puedes dejar que los estudiantes se sigan equivocando. Eso sería muy cruel, falto de compasión.

Pero no los corrijas de acuerdo a la tradición, a la convención, de acuerdo a la supuesta moralidad, de acuerdo a tus prejuicios. Siempre que corrijas a alguien, sé muy meditativo, sé muy silencioso; mira todo el asunto desde todas las perspectivas. Tal vez estén haciendo lo correcto, y tu recelo no sea justificado.

Por eso cuando digo: «No juzgues», quiero decir que ninguna acción te da el derecho de condenar a una persona. Si la acción no es correcta, ayuda a la persona, averigua por qué la acción no es correcta, pero no se trata de juzgar. No le arrebates la dignidad a la persona, no la humilles, no le hagas sentirse culpable; a eso me refiero cuando digo: «No juzgues.»

Pero en lo que se refiere a corregir: sin prejuicios, silenciosamente en tu conciencia, si ves que algo está mal y que destruirá la inteligencia de la persona, que le llevará por caminos equivocados en su vida, ayúdala.

El trabajo de un profesor no es sólo enseñar cosas inútiles, geografía, historia y todo tipo de bobadas. Su función básica es inducir a los estudiantes a una mejor conciencia, a una conciencia más elevada. Ese debería ser tu amor y tu compasión, y, además, debería ser el único valor con el que juzgar si una acción es correcta o equivocada.

Pero nunca, ni por un momento, dejes que la persona se sienta que está siendo juzgada. Al contrario, hazle sentir que ha sido amada; has intentado corregirle por amor.

Osho, El Libro del Niño
Foto: Colors of nature by Pascale Montandon Jodorowsky


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